La importancia de agradecer

Hace algunos años un maestro me explico cómo funcionaba el cielo y cuál era el trabajo que tenían los ángeles allí. Hoy quiero compartirlo con ustedes, que aunque sé, que este relato es muy conocido, quizá tú te emociones como cuando este sabio me lo contó, me dijo:

En el cielo hay tres oficinas, cada una tiene una función específica.

La primera es un gran salón lleno de escritorios y con muchos, pero muchos ángeles que corren de un lado para otro, sin tregua y sin descanso. Allí se oyen pequeños timbres que alertan la llegada del correo, pero no es cualquier correo, son miles de cartas que llegan de todas partes del mundo a cada segundo. Las cuales son repartidas a otro gran grupo de ángeles que las leen, las clasifican, les colocan un sello y se las entregan a los ángeles que están en la oficina de al lado.

Esta segunda oficina es más grande que la anterior y tiene muchos, pero muchos más ángeles que la primera. Allí todos los ángeles revolotean y hasta sus plumitas se ven desordenadas. Cada carta la llevan a una gran puerta y allí les dan autorización. Luego vuelan presurosos para entregar las misivas autorizadas a  otros celestiales que comienzan a hacer grandes, pequeños, medianos y muy pequeños paquetes, que son entregados a los ángeles superveloces del cielo que son los encargados de entregar los encargos. Estas dos oficinas no descansan ni de noche ni de día. Trabajan 24/7.

La tercera oficina, solo tiene un ángel, el espacio es pequeño, eso sí, tan claro y hermoso como los anteriores. Allí hay un gran escritorio que tiene un portapapeles  encima y en la silla  hay un ángel de hermoso y cuidado plumaje que muy de vez en cuando recibe una carta, a la que le coloca un sello y luego archiva en el fólder del remitente.

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Cuando el sabio me lo contó, sentí intriga y le  pregunte ¿por qué en el cielo había tanta desigualdad laboral? y el sonriente me explicó  que todo dependía de la tierra:

La primera oficina es la que recibe todas las peticiones y los deseos que hacen los seres humanos en sus oraciones, en sus momentos de angustia, en sus necesidades más profundas y en los momentos sencillos que solo dice ¡Dios mío, ayúdame! por eso hay tantos ángeles recibiendo cartas y deben hacerlo de forma rápida, porque algunas solicitudes son exprés.

La siguiente oficina es en donde se despachan todas las soluciones y hay que enviarlas en diferentes paquetes, porque son diferentes las necesidades y por ello allí el movimiento es tan grande para que las respuestas lleguen a la velocidad de la luz.

Y la última oficina es la de los agradecimientos, solo hay un ángel, porque muy de vez en cuando los seres humanos se acuerdan de agradecer.
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El hombre olvida con gran facilidad el bien y se acuerda del mal, de lo que le aflige. Si dispusiéramos nuestros sentidos  cada día y viéramos los beneficios que hemos recibido, muchos de ellos sin ni siquiera pedirlos, nos admiraríamos de haber recibido tantos y tantos que se han borrado de nuestra memoria y nos afligiríamos por nuestra ingratitud.

¿Qué agradecer?
Los beneficios de Dios no son solo materiales  y a veces solo eso esperamos, pero no, debemos agradecer las buenas ideas, por los buenos momentos, por aquella protección que no pedimos, por aquel abrazo que nos dieron, por aquella sonrisa que nos dejó vivir un instante feliz, por la mirada sencilla de tu hijo, por todo aquello que no se mide, ni se pesa, pero que te hace infinitamente feliz.

El orgullo humano y la prepotencia da todo por hecho, por sentado, pero el que tiene fe da gracias porque sabe que fue inspirado

¿Cómo agradecer?
No solo se debe agradecer en nuestra oración, en el rosario, sino en el momento en el que sentimos lo que pedimos o sencillamente recibimos una bendición que no esperábamos.

No es necesaria una oración de agradecimiento larga, con solo decir:

_Gracias Dios mío por el buen pensamiento que acabas de inspirarme.
-Gracias Dios mío por colocar ante mí...
-Gracias Dios mío por permitirme...
Pero en la noche procura cerrar tus ojos y agradecer todo lo que has vivido, sentido disfrutado o luchado en el día.

<<Agradece siempre a Dios, a la vida y al hombre, porque cada vez que lo haces el Cielo se abre para ti>>

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